domingo, 19 de abril de 2015

El voto del NAZAREO

En el Diccionario bíblico Nazareo es:

(heb. nâzîr, "separado [dedicado, consagrado]"; del verbo nâzar, "separar[se]", "consagrar [se]", "dedicar [se]" o "abstener [se]" para uso ceremonial o religioso).

Persona que toma ciertos votos especiales voluntarios y temporarios con los que se dedicó a Dios (Nm. 6:2). Quien hacía el voto seguía viviendo una vida normal en la sociedad, con la excepción de que:

1. Se abstenía de todo producto derivado de la vid
2. Dejaba de cortarse el cabello
3. Se abstenía de acercarse a un cuerpo muerto para evitar la contaminación ritual; ni siquiera el de los parientes más cercanos, como padre, madre, hermano o hermana, etc.


Un Nazareo era "santo para Jehová" todos los días de su "nazareato" (separación). Al final del período que había especificado se debía presentar ante el sacerdote con ciertos sacrificios indicados, y se debía cortar el cabello y quemarlo. Algunos, como Samuel (1 S. 1:11) y Juan el Bautista (Lc. 1:15) fueron nazareos para toda la vida. Los padres de Sansón recibieron la instrucción de que su hijo debía ser Nazareo desde su nacimiento (Jue. 13:5, 7), pero éste fue notoriamente infiel a ese voto. Amós menciona a ciertas personas impías que tentaron a un grupo de nazareos a quebrantar sus votos de abstinencia total de bebidas embriagantes (Am. 2:11, 12). Pablo hizo lo que aparentemente era una forma modificada del voto de Nazareo como preparación para su última visita a Jerusalén (Hch. 18:18; 21:20-26). No hay registros de personas que voluntariamente hayan hecho el voto para toda su vida, y en todos los casos fueron los padres quienes tomaron tales votos en favor de sus hijos.

“Arrastraba sus sandalias llenas de polvo, mientras su bastón lo intentaba sostener. Habían sido días de días los que había transitado por montañas y valles, ríos y riachuelos. Algunos muchachos en el camino le habían lanzado piedras mientras le gritaban ¡Loco! ¡Loco!".


Pesadas gotas de sudor recorrían su frente y se desplegaban como gotas de una fuente siempre abierta. Un pedazo de pan viejo y duro en su mano con un poco de miel era lo que poco a poco mordía, mientras su mirada parecía perderse en lontananza. ¿Hacia dónde iba? Nadie lo sabía.

Las ancianas del pueblo lo miraban con lastima y los sacerdotes con ira oculta y amarga.

Unos cuantos lo seguían a pocos metros de distancia esperando oír una palabra de fuego que saldría de sus labios. ¿Quién era? ¿Sansón? ¿Juan Bautista? Podría ser, pero sin duda era un Nazareo.

Debemos no confundir Nazareos con Nazarenos. Los Nazarenos eran los originarios de Nazareth. Los Nazareos eran gente que hacían un voto, ellos o sus padres. 
Eran siervos de Dios uno que habían hecho un voto especial de consagrarse enteramente a Dios. Las reglas en los Números 6: 6, 7 demuestran que la santidad de un nazareo era del mismo nivel como la del sumo sacerdote, porque un sacerdote podía contaminarse cuando moría un pariente cercano, pero el sumo sacerdote no podía hacerlo (Lev. 21:1–3, 10, 11). La muerte era causa de contaminación para todos los hombres de Israel (Números. 5:2, 3), pero era especialmente severa la contaminación que causó para los que debían estar enteramente consagrados a Dios, como el sumo sacerdote y el nazareo. El voto nazareo era un culto para dedicarse al Señor por vida o por un tiempo limitado. La “experiencia nazarea” en Números 6 nos llama a una vida consagrada.


En el Comentario bı́blico mundo hispano Levitico, Numeros, y Deuteronomio expresa que:


I. La vida consagrada es voluntaria.

El v. 2 dice: Si un hombre o una mujer hace el voto especial de ser nazareo para estar consagrado al Señor. Ese “si” infiere que no eran muchos los que en el tiempo de Moisés haría ese voto de consagración. Tampoco lo hacemos en el día de hoy aunque debiéramos.

II. La vida consagrada es una vida separada.

El v. 3 dice que la persona consagrada debía abstenerse de ciertas cosas. La consagración voluntaria incluye negarse a sí mismo.

La persona consagrada se separa de los placeres aunque sean sencillos y legales pero que pueden apartarla de la comunión con Dios. El nazareo hacía un voto de abstenerse del vino de la vid. ¡Ni siquiera podía comer pasas! Las alegrías normales de todos los días se dejaban a un lado y se reemplazaban con un nuevo gozo en el Señor. La persona consagrada debía abstenerse del aplauso y la aprobación del mundo. La segunda etapa del voto nazareo parece extraña. El nazareo no podía cortarse el pelo. No tenía que estar preocupándose por su apariencia personal. El cabello sin cortar simbolizaba la fuerza natural del nazareo que se consagraba y dedicaba al Señor. No debía preocuparse por tener la aprobación de otros.

La persona consagrada se separa de las relaciones terrenales que entraban en conflicto con el reino eterno de Dios. Tanto Jesús como el relato de Números nos dice que no hemos de permitir que otras relaciones interfieran con nuestro servicio a Dios.

III. La vida consagrada es una vida que pertenece al Señor.

El v. 8 dice: Todo el tiempo de su nazareato será santo al Señor. El Nuevo Testamento declara que no nos pertenecemos pues hemos sido comprados por precio a fin de que glorifiquemos al Señor. La persona consagrada pertenece al Señor y tiene un servicio extraordinario que cumplir (Sansón, Samuel y Juan el Bautista). Los tres fueron nazareos de por vida. Nuestro servicio también será extraordinario porque también nosotros nos hemos consagrado a Dios.

La persona consagrada experimenta una renovación singular. Si el nazareo quebrantaba su voto tenía que empezar de nuevo con todo el culto ritual mencionado en el texto. Tenemos la misma necesidad cuando “retrocedemos”.
La Pregunta hoy es ¿Dónde están Los Nazareos de hoy?

Tenemos muchos Apóstoles y otros que lo quieren ser, Muchos Pastores, Muchos Evangelistas, Maestros y Profetas. Tenemos Muchos Doctores y Especialistas en todas las ramas de la Religión. Muchos Sacerdotes y Rabinos y hasta patriarcas, pero ¿Dónde están los Nazareos?


Rescatemos algunas cosas que rodearon la vida y ministerio de los Nazareos para saber si son aplicables hoy o no. En el caso de dos de los más prominentes Nazareos como lo son Sansón y Juan El Bautista, los dos nacieron en un hogar donde la esterilidad y la tristeza y la vida infructífera eran notorias. Los dos tenían madres estériles.

Ese denominador común nos diría que los nazareos surgen en medio de un ambiente estéril e infructífero como un rayo de esperanza y como una lluvia temprana. Si vemos en ambiente actual fuera y dentro de la Iglesia veremos que esa esterilidad y vida infructífera abre la posibilidad para que Dios levante Nazareos. Quizá alguien me diría: Esterilidad no hermano, ¿no ve como la Iglesia crece? No es cuestión de números es cuestión de impacto. Los números no cambian el entorno, la vida sí. Eventos pueden producir números, ¿pero estamos impactando realmente la sociedad?

Muchos títulos no cambian nada… Aún algo necesita pasar. Entonces creo que si el ambiente está dado para que surjan los Nazareos. Y ¿para qué? ¿Qué hacen? ¿Qué producen ellos? ¿Qué Impactan?


• Los Nazareos no tienen palabras bonitas, adornadas ni rimbombantes, sino palabras correctas y directas para el momento correcto. “Oh, generación de Víboras, ¿quién os enseñó a huir de la ira que vendrá? Haced pues, frutos dignos de arrepentimiento. El hacha está puesta a la raíz de los árboles: Todo árbol de pus que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego”. Lucas 3:7-9.

• Los Nazareos pasan mucho tiempo solo por dos razones: Una es porque la mayoría de la gente no quiere estar con ellos porque le ponen agua a la fiesta y dos, porque ellos aman estar cerca de Dios y solo con la gente a quienes Dios los lleva a compartir.

• Los Nazareos no aman los eventos, sino los momentos, no buscan publicidad sino intimidad.

• Los Nazareos no buscan los jardines ni los parques, sino que aman los desiertos donde la tierra seca y resquebrajada anhela ver un día flores. “Voz que clama en el desierto”. “Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu y estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró a Israel”. Lucas 1:79.

• Los Nazareos son Predecesores, proclaman lo que viene y desaparecen para no eclipsar el Sol de Justicia. “Porque él irá delante de él con el espíritu y virtud de Elías para convertir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar para el Señor un pueblo entendido”. Lucas 1:17. No se promueven así mismo, sino que exaltan al Maestro y al Señor de la Iglesia. “Más viene uno que es más poderoso que yo, de quién no soy digno de desatar la correa de sus zapatos”. Lucas 3:16.

• Los Nazareos no buscan tronos, ni las primeras sillas, porque que su lugar final podría ser una prisión. “Entonces Herodes encerró en la cárcel a Juan” Lucas 3:19.

• Los Nazareos no buscan coronas porque saben que en cualquier momento podrían perder la cabeza. “Y Herodes dijo: A Juan ya Degollé”. Lucas 9:9

• Los Nazareos parecen pequeños e insignificantes a los ojos de los hombres o de las estructuras religiosas, pero grandes a los ojos de Dios. “Porque os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista: más el pequeño en el reino de los cielos es mayor que él”

• Los Nazareos no proclaman prosperidad sino reclaman santidad, porque santidad tiene su raíz en el corazón, mientras que prosperidad la tiene en la mente, la vanidad y la cartera. “Voz del que clama en el Desierto: Aparejad el camino del Señor, Haced derechas sus sendas. Todo valle se henchirá. Y se bajará todo monte y collado, y los caminos torcidos serán enderezados, y los caminos ásperos serán allanados.”. Lucas 3: 5

• Los Nazareos confrontan el pecado a cualquier nivel sin mirar el precio tan alto que terminan pagando. “Entonces Herodes el Tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano y de todas las maldades que había hecho Herodes”. Lucas 3:19


¿Será por todo esto que escasean los Nazareos? Sé que los hay y la iglesia los necesita. El clamor aumenta.

Hay desilusión, dolor y quebranto y la esfera sacerdotal parece hoy cada día degradarse. Muchos ministros están perdiendo el horizonte y las ovejas se sienten solas y angustiadas anhelando quien las dirija no como profesionales sino como siervos de corazón.

¿Donde están los nazareos que traen palabra de confrontación y esperanza? 

 Si, ya están a la vuelta de la esquina. Ya ellos lo sienten pero también experimentar temor, creen que lo que sienten es de ellos pero Dios está cerca para despertarlos y cuando se levanten no temerán perder la cabeza ni los harán temblar las cárceles, porque el Señor quién los llama los sustentará y cumplida su labor se irán a la esfera eternal donde nadie los despreciará. Mientras tanto con sus pies cansados y su boca seca, su pelo lleno de polvo y con el pedazo de pan en su mano, seguirán a donde Dios los llame, aunque los muchachos del pueblo tirándoles piedra los llamen ¡Locos! ¡Locos!.

El nazareo y Cristo en la actualidad:

Los púlpitos se cerrarán para ellos, cumplirán su misión por las calles y las casas. El pueblo hambriento de esperanza escuchará ávidos a los nazareos. El que tiene oídos para oír que oiga lo que el Espíritu dice a La Iglesia. Tal persona tenía que vivir separada del mundo. En otras palabras, Dios debía ser lo primero en su vida. El nazareato es parecido al discipulado en el Nuevo Testamento. El Señor Jesucristo, hablando acerca del llamamiento a los discípulos dice: "Si alguno quiere venir en pos de mí" –sepa lo que tiene que empezar a vivir de aquí en adelante–, "niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame" (Luc. 9:23).

Todos los que hemos creído en el Señor Jesucristo tenemos la misma fe, somos hijos de Dios; aun así, hay sólo un pequeño remanente que quiere seguir al Señor santificándose para él, viviendo por él y para él.

La iglesia está viviendo un período muy precioso de frutos, de palabra, de revelación; pero creo que en estos días el Señor quiere algo más de nosotros: quiere que le sirvamos como nunca antes lo hemos hecho. A medida que pasa el tiempo, el camino se nos va estrechando, pero aquel que está mirando al Señor, cuanto más lo ve, más lo conoce y más lo ama; más quiere entregarse por completo. A medida que se va acercando a él se da cuenta que todo lo del mundo es pasajero y es vano. Las luces del mundo, la gloria de los hombres, para él no tienen sentido. Su gozo, su alegría, todo, está en el Señor.

No podemos dejar de hablar del nazareo perfecto: nuestro bendito Señor Jesucristo. Su manera de ser, su estilo de vida, en todo fue impecable. Todo el tiempo estaba consagrándose a su Dios, nada hacía por su propia cuenta. Vivió el nazareato perfectamente. Él fue intachable hasta su muerte en la cruz, y por esa causa fue levantado de entre los muertos.

En Juan 4:34, él dice: "Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra". En otras palabras, "Yo no tengo otra manera de vivir; es Dios conmigo. Solamente lo amo a él, estoy pendiente de él, y hago lo que él quiere. Esto es todo lo que tengo que hacer en la tierra: la voluntad de mi Padre".

En el Salmo 22:6, siendo él Dios, siendo el creador de los cielos y de la tierra, declara: “Yo soy gusano, y no hombre".

En todo orden de cosas, él mostró lo que es honrar a Dios. Nunca se asomó en él la vanagloria. Siempre vivió una vida crucificada, no haciendo ostentación de lo que él era. Cuando Pedro proclama la revelación más grande del Mesías en la tierra, él les manda que no lo digan a nadie. Cuando el pueblo quiere hacerlo rey, por las maravillas que hacía, se va al monte, a la soledad. En realidad, siempre vivió una vida consagrada, un estilo precioso de vida delante del Padre. Ejemplo nos dejó él para seguir sus pisadas.

La abstinencia del vino

El nazareo debía observar varias abstinencias. Una de ellas era la del vino. "Y el vino que alegra el corazón del hombre, el aceite que hace brillar el rostro, y el pan que sustenta la vida del hombre" (Salmo 104:15).

El vino representa las cosas que alegran en el mundo, lo que el hombre anhela o valora muy alto. Es el goce terrenal, pasajero, aquel que llena momentáneamente el corazón del hombre y que lo lleva hasta llegar a creerse algo, cuando en el fondo no es nada. Cuando un hombre está con algunas copas en su cabeza, se envalentona y comienza a hablar, y no hay quien lo detenga. Es el estilo de vivir, la alegría vana del hombre.

El dejarse crecer el cabello

La abstinencia del vino representa la renuncia al goce terrenal. Pero había otra abstinencia más: el nazareo no pasaría navaja sobre su cabeza, dejaría crecer su cabello.

1 Corintios 11:14 dice: "La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?".

Los que quieren vivir una vida justa y piadosa, tendrán que perder su dignidad natural, sus derechos. El varón debería cortarse el cabello, pero si se lo deja crecer es como perder esa dignidad. Esto significa que un consagrado nunca tendrá que reclamar derechos y hacerse justicia por sí mismo, sino siempre esperar en el Señor.

El no contaminarse con muertos

Otra abstinencia del nazareo era de no tocar muertos. Romanos 8:6: "Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz". Cuando leemos en Números 6, pareciera injusto que si alguien cayese súbitamente muerto junto a un nazareo, aunque éste no tenía la intención de estar con él, contaminaba su cabeza, y tenía que hacer un sacrificio expiatorio para librarse de esa culpa.

¿Qué significa esto para nosotros? En esta generación tan maligna y perversa pareciera tan difícil ser fiel, ser santo. El enemigo nos bombardea con cosas pecaminosas de todos lados. En estas condiciones, ¿quién podrá ser nazareo, quién podrá ser un discípulo que agrade el corazón del Señor? Pero me consuelan estas palabras: "Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia" (Rom. 5:20).

De manera que en esta mala generación, si el hombre o la mujer deciden consagrar de todo corazón su vida al Señor, tendrá la asistencia de la gracia para ser fiel, más de lo que piensa o entiende. Porque la gracia capacita al hombre, le da autoridad, le socorre para salir adelante y enfrentarse a todas las vicisitudes de la vida. Os digo una cosa: que cuando el Señor venga, muchos nazareos estarán en pie para recibirlo.

Los nazareos tendrán que huir de toda palabra corrompida, de pensamientos desordenados, de chismes y murmuraciones. Cualquiera de estas cosas nos contamina, y a veces somos participantes de ellas, y hasta las aprobamos. Hay gente murmuradora aun en medio de la casa del Señor. El que ha decidido consagrarse al Señor tendrá que huir de toda forma de muerte. "El que es santo, santifíquese todavía" (Ap. 22:11). La gracia está disponible para todos los que quieran santificarse y agradar al Señor.

El nazareo no debía contaminarse ni por su padre ni por su madre, ni por sus hermanos. Esto se relaciona con los afectos familiares. Cuando en la iglesia hay una disciplina que involucra a alguien de la familia, algunos parientes suelen tomar partido a favor del afectado. Si es disciplinado un esposo, una esposa o un hijo, los demás se debilitan y dicen: "Sí, fueron muy duros con él, o con ella", y generalmente se apartan de la comunión.

Un nazareo dirá: "El Señor tiene razón, él hizo lo correcto. En cuanto a mí, seguiré adelante, amando al Señor. Dios es el que hace justicia, yo no reclamo nada, ni puedo detenerme por mi padre ni por mi madre".

Qué similitud hay entre lo que el Señor dice: "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo" (Luc. 14:26). Cuando su madre y sus hermanos vienen a buscarle, él dice, señalando a sus discípulos: "He aquí mi madre y mis hermanos" (Luc. 12:49). ¿Es que no amaba a su madre, es que no amaba a sus hermanos? Sí los amaba. Pero su todo era Dios. Él les estaba dando una enseñanza a sus discípulos: que primero está él. Primero está el Señor, antes que tu esposa y que tus hijos, antes que todos tus familiares, por muy amados que sean.

Un nazareo desecha esa alianza natural, y dice: "Yo soy de Cristo, y en primer lugar voy a agradar a mi Señor". No es porque no ame a su familia. Los hijos tendrán que honrar más que nunca a sus padres, el esposo a la esposa, y la esposa a su esposo; pero primero está el Señor. Cuando José y María buscaban al niño Jesús, él les dijo: "¿No sabíais vosotros que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?". Fue intachable en su conducta con sus seres queridos, pero he aquí le vemos decidido por sobre todo a consagrar su cabeza a Dios su Padre. Que el Señor nos conceda esa dicha también.

Amamos mucho a todos nuestros familiares, pero el Señor es más precioso. Es más digno de seguirle, de amarle con todo el corazón. Y cuando le amamos así, parece que sube más amor por los hijos y más amor todavía por la esposa o por el esposo.

En realidad, la satisfacción del discípulo, del nazareo, solamente está en su Señor. Consagrar la vida al Señor y decidir seguir en pos de él tiene un costo muy alto, pero al mismo tiempo es un privilegio tremendamente grande. El Señor es precioso. Por tanto, es mejor consagrar la vida al Señor que vivir en los deleites temporales del pecado. Tenemos que amarlo, tenemos que seguirlo de todo corazón. El llamado para un nazareo o un discípulo es a andar como Cristo anduvo. La demanda es alta.

Si alentamos a los hermanos, a los hijos, a la esposa, que hay que consagrarse de verdad; si les decimos en seguida la verdad a los que vienen llegando –que Dios es santo–; si eso les va a caer como fuego en el corazón, y de ahí van a empezar a crecer en Cristo, vamos a dejar edificado su corazón con la palabra de verdad, y tal será su consagración en los días venideros.

Que el Señor nos conceda esa dicha.

Ahora, el creyente en Cristo hoy en día, no hace un voto de nazareo y tiene a Jesucristo que le ofrece la oportunidad para vivir íntimamente con El. Ahora, esta opción tiene un carácter voluntario. Es preciso que usted realmente desee escogerla. Pero este andar íntimo con Jesucristo, está a su entera disposición y es necesario que usted viva cerca al Señor, para poder servirle. Ahora, usted no puede consagrarse a sí mismo. Sólo Dios puede consagrarle. En realidad, lo que usted hace, es venir a Dios con las manos vacías, sin ofrecerle nada. Porque no tenemos nada que ofrecerle. Somos pecadores que hemos sido salvados por la gracia. Simplemente, acudimos a Dios con nuestras manos vacías, para ofrecerle nuestra devoción, nuestra adoración, nuestro amor, nuestro servicio, nuestro tiempo. Entonces en nuestra carencia absoluta Él nos llena, y nos utiliza para Su honra y para Su gloria.

A veces, cuando usted se declara a favor de Dios, notará que tiene que quedarse sólo. Y es que, Él tiene que ser lo primero en su vida. Muchos hoy en día dicen que son cristianos consagrados; pero no tienen el valor de abstenerse de hacer algo o de adoptar una actitud que ofenda a otras personas, porque temen quedarse socialmente excluidos.

El hecho es que si quiere entregarse al Señor para una dedicación total, será Cristo quien tenga la más alta prioridad sobre toda otra cosa, en cada aspecto de su vida. Usted debe encontrar su satisfacción en las cosas de Dios.

"Todo el tiempo de su nazareato estará consagrado a Jehová."

Creemos que muchos de nosotros, hoy en día, perdemos muchas bendiciones. Uno puede ser cristiano, pero eso en sí, no significa que esté consagrado a Dios. Quizás esté Ud. pasando actualmente por momentos de dificultad o aflicción. ¿Por qué no se consagra Ud. a Dios? Si Ud. ya es un cristiano, puede entregarse a Dios de una manera concreta. Ciertamente la consagración a Dios no es garantía de que no habrá dificultades y pruebas, ni removerá las aflicciones, pero las hará más soportables. El Señor Jesucristo dijo en Mateo capítulo 11, versículos 29 y 30: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga" ¡Estar unido a El de esta manera, es una experiencia maravillosa!


Ahora, en los versículos siguientes, hasta el versículo 21, de este capítulo 6 de Números, Dios entra en muchos detalles para dar a conocer que El realmente espera que cumplamos nuestros votos al pie de la letra. Y también recalca que no debemos hacer un voto a Dios y luego decidir hacer otra cosa, en lugar de cumplir lo prometido. Pero, por otra parte, promete que si hacemos un acuerdo con Dios y lo cumplimos, Él nos bendecirá. Dios es muy serio y muy práctico en cuanto a estas cosas, y nosotros también debiéramos serlo. Dios siempre nos bendecirá si le somos fieles a Él, y a lo que le hemos prometido. Hay una gran lección espiritual aquí para nosotros. Y esto, amigo oyente, es algo en lo cual usted debe reflexionar mucho y con seriedad en este día. Este capítulo 6 de Números, termina con los versículos que leeremos a continuación, desde el 22 al 27 que incluyen de vista humano. Había dado todo lo que tenía, y para Jesús, aquella había sido la ofrenda más importante de todas. Ella había dado más que cualquiera otra persona. Jesús sabe exactamente lo que usted y yo le damos. Y Él conoce igualmente, cuánto guardamos, o nos reservamos para nosotros.

Este capítulo 7 de Números, es en realidad un capítulo extraordinario. Tiene 89 versículos y seguramente Ud. ya se habrá dado cuenta que, desde un punto de vista de la minuciosidad de los detalles, y considerando la repetición de los mismos, es un capítulo monótono. ¿Sabe usted lo que creemos nosotros? Creemos que el Señor aun lo tiene registrado y presente, dando valor a todos y a cada uno de sus detalles. Creemos que El abre los libros y dice: "Bueno, veamos lo que ofrendó este príncipe." Dios toma nota minuciosa de todas las ofrendas. Algunas eran muy generosas, pero, el escritor de estas páginas, guiado por el Espíritu Santo no pasó por alto ningún detalle.

Amigo oyente, usted nunca ha hecho algo por Él, que Él no haya observado. Y no nos referimos solo a asuntos relacionados con las ofrendas voluntarias de dinero u otros bienes materiales. Puede incluirse aquí a Su trabajo, a todo servicio realizado para Él, por muy humilde que haya sido, o que quizás haya pasado desapercibido para los demás. En la mayoría de los casos, Ud. no recibirá un reconocimiento público ni una recompensa, a nivel humano. Pero tenga la seguridad de que Dios le recompensará por eso. Debemos hablar con más libertad en cuanto a estas cosas, y sin complejos, al comprobar la naturalidad y sinceridad con que la Palabra de Dios trata estos asuntos.

El Evangelio de Marcos 9:41, que describe los sufrimientos de los seguidores de Cristo en los tiempos difíciles de la Gran Tribulación, destaca el detalle de uno de los servicios más sencillos que se podrá ofrecer en aquellos tiempos a los que sufran persecución: simplemente, “Y cualquiera que haga os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa”. Realmente, Dios aprecia detalles tan poco costosos en términos humanos, pero que describen la personalidad de quienes los realizan.

Los ojos de Dios no se fijan en la cantidad de riquezas, ni en la manera espectacular en que aquellas se pueden utilizar para resaltar el orgullo humano o una supuesta generosidad personal. Más allá de toda ostentación, la mirada divina penetra hasta el lugar más íntimo del ser humano, poniendo al descubierto sus verdaderas motivaciones, y el alcance de la entrega personal de una persona que se acerca a Dios con un corazón humilde y agradecido.

3 comentarios:

  1. Buenas noches, en la actualidad me encuentro tratando de iniciar mi VOTO NAZAREO, deseo cumplir una promesa hecha hace 16 años, agradeceria algun aporte para seguir con mi promesa a mi señor Jesus.

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  2. Soy israelita Nazareno Pereira Colombia. Adelante varón Dios espera tu voto para serle santo

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